viernes, 20 de marzo de 2009


El día 9 de marzo tuve la dicha de asistir a una conferencia en la Universidad de Murcia de una de mis admiradas escritoras, Ana María Matute. Pese a que el regalo más preciado del que un artista puede hacerte entrega es su obra, escuchar a esta señora me conmovió casi tanto como algunas páginas de sus libros.

Los niños de hoy -dijo, más o menos con estas palabras- por muy fieles a la televisión y los video juegos que sean, son dueños de una infancia tan rica como la de los niños de antaño. ¿Qué os creéis? Incluso los más altos ejecutivos tienen momentos en los que dialogan con el unicornio de su infancia.

Con 83 años y un hilo de voz, mi adorada Ana María afirmaba que se había quedado en los 12 años. Ya no había crecido más. Este es el verdadero espíritu del escritor para niños. ¡Ojalá este espíritu pudiera regresar con sólo frotar la lámpara mágica!, ¿verdad?

Lamentablemente, la vida frenética en la que vivimos, los problemas económicos, laborales, familiares ... de los adultos no siempre nos permiten sentir la libertad que asociamos con la infancia(la tuviéramos entonces o esté simplemente en nuestros pretendidos recuerdos.) Me gustaría recordar el lamento de Unamuno cuando elaboraba el tópico del paraíso perdido:

Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar.
La hiciste para los niños,
yo he crecido, a mi pesar.
Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad;
vuélveme a la edad aquella
en que vivir es soñar.

Gracias, Ana María, por tus libros.

jueves, 19 de marzo de 2009


Bienvenido a todo el que tenga tiempo y ganas de leerme. Os enseño una foto del día que pasamos en el Hospital de la Vega Baja las muchachas del coro parroquial de Bigastro y yo. Esta foto es de las Navidades de 2007-08, pero las Navidades pasadas repetimos la experiencia del año anterior: ir a compartir un día con los enfermos y cantarles unas canciones.